lunes, 1 de agosto de 2011

V. H. Morales: “Estamos viviendo el nivel más bajo de la ética periodística

Por Eduardo Anguita
"Me lo devoré. Es un libro apasionante porque viene por el lado del aspecto humano de la Presidenta, pero en cada página la política está subyacente, envuelve esa vida que se cuenta de una manera que me provoca mucha admiración. Ni hablar de cómo está escrito, estupendamente, pero también en la organización mental que tuvo que tener Sandra para atrapar esa vida, darle ejes y hacerlo coherente.” Víctor Hugo Morales no escatima elogios cuando se refiere a La Presidenta. Historia de una vida, el libro sobre Cristina Fernández de Kirchner escrito por Sandra Russo y que el uruguayo presentará el viernes.


–Si tuvieras que definir el libro…
–Me parece que es un libro profundamente femenino, hay mucha mujer en el libro, hay mujeres apasionantes, entrañables, mujeres que han tenido una gran gravitación en la vida de la presidenta, mujeres que lateralmente han acompañado a la presidenta. Los hombres son figuras no decorativas pero sí complementarias en el libro. Y a mí que me apasiona mucho el mundo de las mujeres, a mí me encanta estar con seis mujeres muchísimo más que estar con seis hombres.
–También es un libro que desa­tó polémicas, sobre todo por los comentarios de la Presidenta sobre Alberto Fernández.
–Yo contaba esta mañana que Alberto Fernández es un hombre que me agrada con el que hablé intensamente sólo una vez. No hace mucho tiempo tuvimos un encuen­tro donde el tema central era que él no era José Clarín dentro del gobierno, y por los motivos que se derivan de mi manera profesional de considerar a Clarín hace más de quince años, él quiso que en la conversación ese tema tuviera su centro. Y contaba yo hoy que me fui de la conversación con Alberto creyéndole, un poco convencido de que seguramente alguna patadita por radio yo había dado, un poco por boca de ganso, sobre la cuestión de Clarín y podía haber sido injusto, y cada vez que soy injusto la verdad es lo más mortificante para cualquier persona, para cualquier periodista. Lo he sido muchas veces, por consiguiente, es un aprendizaje muy duro, me moriré cometiendo alguna injusticia. Así que me fui un poco con cola de paja de la conversación, pasaron 24, 48 horas, contaba yo hoy por radio, hubo dos temas muy fuertes en la controversia Clarín/Gobierno. Uno de ellos era Fibertel, el otro no me puedo acordar y en los dos Alberto Fernández aparecía tan fuertemente defensor de Clarín que me dieron ganas de llamarlo, y decirlo, escribirle algo y decirle entendí mal lo que hablamos hoy en esa relación.
–Víctor Hugo, hace mucho que has trascendido el mundo deportivo y tu voz nos acompaña ahora en análisis mucho más profundos en el terreno de la política. En concreto, en Radio Continental podría decirse que tu voz hoy en algún sentido desentona con el resto de la programación en sentido político; quizás en otro sentido ha evolucionado como ha evolucionado la realidad política del país. ¿Cuál es el análisis que hacés de la situación del periodismo político que hoy a priori se podría ver como partido en dos campos?
–Creo que estamos en el nivel más bajo de la historia ética y podría decirse estética también del periodismo si tomamos algunos aspectos de cuestiones televisivas. Pero la ética ha descendido a los peores abismos. Estos días, para poner ejem­plos, de pronto no interesa una campaña de llamados telefónicos hechos desde empresas contratadas por el Gobierno de la Ciudad. Y esto se conecta con la confrontación que ya no es solamente del Grupo Clarín con el Gobierno, sino de todos los otros medios que acompañan a Clarín por intereses que tienen en común, como el diario La Nación en Papel Prensa, u otros que frente a Clarín se atajan como del sol con el brazo por el temor que les inspira, como Perfil. En consecuencia, todo ese periodismo pone la lupa sobre temas que políticamente le interesan a Clarín o esconden de una manera vergonzosa aquellos temas que Clarín en estos momentos quiere que no sean conocidos por la opinión pública. A mí no me van a pescar ignorando algún tema sirviéndole a Clarín, aunque parezca que me pongo en línea con Clarín, yo no le esquivo a temas como la corrupción de denuncias de Jaime, aunque de vez en cuando te tenés que tragar la píldora de salir y pedir disculpas por todo lo que dije, hasta canciones tenemos por el caso Skanska y resulta que ahora todo lo que hicimos fue sumarnos al coro mediático que hablaba de la corrupción de Skanska, cuando los peritos de la Corte Suprema de Justicia están diciendo lo que seguramente determinará que el juez termine con la causa porque nada hubo de corrupción pública por lo menos en esa historia. No van a poder decirme nunca en la cara que yo esquivo un tema porque supues­tamente no es conveniente a lo que yo pienso. A ellos les podría indilgar diario por diario cada día lo que son capaces de hacer. Es el peor periodismo del que yo haya sido testigo en mi vida.
–Víctor Hugo te escucho y pienso en varios temas. Uno de ellos es el caso Schoklender. Yo supe que el diario Clarín tenía la información sobre Sergio Schoklender hace muchísimo tiempo y presumo, con alguna fuente de información y un poco de análisis, que esperaron este momento para hacerlo público para meterse con él en la agenda electoral.
–Sí, lo de Schoklender me parece que la Justicia tendrá que expedirse pero no ha sido nada claro. No me quiero aventurar a decir algo más drástico porque será la Justicia la que en su momento tenga que expresarse. Pongo las manos en el fuego y también mis pestañas en que Hebe de Bonafini no ha incurrido en ningún acto de corrupción. Yo estuve en su casa, estuve en la casa de su hija para hacer una nota, veo cómo vive, y el sentido común me dice que esa mujer que en su momento rechazó cientos de miles de dólares que querían darle en los años ’90 como consecuencia de lo que el Estado le ofrecía a los familiares de las víctimas y ella se peleó con alguno de los familiares de las víctimas negándose a recibir ese dinero, es imposible no hay manera de imaginar. Lo que puede haber sido demasiado confiada, lo que puede haber sido demasiado autoritaria en poner a una persona que a otros le generaban recelos entre ellas mismas. Ella quiso y confió en Schoklender quizás sustituyendo el amor de los hijos que la sociedad en su momento le asesinó y le desapareció. Y por ahí encontró un lugar donde depositar esa ternura que había conservado y la puso los años le dijeron en un mal lugar.
–Otro caso picante en estos momentos es el de Marcela y Felipe Noble Herrera…
–En el caso del ADN de Marcela y Felipe, la empresa Clarín es la que te obliga a hacer este recorrido prácticamente inevitable. Ellos siempre temieron a lo que podría haber en el Banco. Cuando supieron lo que había en el Banco de Datos por algún camino, sea el de la señora Di Lonardo o de otra manera, porque ellos pueden llegar absolutamente a todo, la cosa cambió. Pero independientemente de esto, que ya sería una mera sospecha, en el recorrido que está obligado a hacer mínimamente cualquier persona in­te­ligente estaba el hecho de que se negaron a raja tabla durante diez años, crearon la mayor confrontación de este tipo con las personas que luchan por los derechos humanos, con las Abuelas de Plaza de Mayo. Si recorrieron este camino durante 10 años, si envilecieron absolutamente este proceso, si pusieron en la atmosfera el veneno de esa victimización que durante todo este tiempo hicieron y si era verdad que esos hijos estaban sufriendo tanto por lo que ellos mismos impedían que se hiciere lo que ocurrió ahora inevitablemente es que ellos supieron lo que hay en el Banco Nacional de Datos, es probable que algo más todavía podían haber conocido como para de buenas a primeras decir en 15 días o 20 días ahora sí nos hacemos los exámenes. O algún dato les faltaba, la lectura de algo todavía no se había cumplido; de lo contrario estuvieron 10 años jugando con la opinión pública porque sí, porque les daba gana y no se puede entender entonces cómo se victimizan diciendo que esos niños, que ya son muchachos y personas grandes, sufrieron tanto como ellos están proclamando en estos momentos.
–Para terminar, Víctor Hugo, vos sos una persona que por más que exprese vehemente tus opiniones nunca perdés, por así decir, el garbo. Y uno ve hoy que en la prensa de alguna manera se ha perdido, cuando uno ve que se enuncia “los periodistas K”, “los intelectuales K”, todo es K, digamos. ¿Cómo es posible mantener esto que a mí me parece que vos lo hacés con un cierto estilo, cómo es posible mantener un diálogo democrático entre distintas facciones, distintos intereses, distintos sectores sin descalificar?
–A mí me gustan mucho los amigos que piensan distinto y consiguen ser amigos todavía. Todas las divergencias que he tenido con periodistas o con personas de mi mundo afectivo son todas generadas por ellos y no pudieron tolerar el tipo de argumentación que yo pue­da tener para distintos temas. Siempre hay una especie de provocación para cada una de las relaciones que se rompieron en este tiempo. Por el contrario yo tengo mucho gusto, de verdad, de hablar con personas que piensan distinto porque me encanta el juego de la argumentación. Oírlos argumentar, porque es cuando uno crece.

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